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dimarts, 10 de gener del 2012

LEYENDA DE LA CREVÁ O DE LAS SANTICAS (CIRAT) Angel Sorní


PROLOGO:
A lo largo de más de dos décadas, viene siendo habitual que en el Libro de las Fiestas Patronales de Cirat, venga escrita alguna Historia, Leyenda o Apunte sobre hechos y lugares del Término.


Este año, se ha llevado acabo la recopilación de toda esta riqueza de memoria colectiva, siempre con el toque personal de su Autor: Ángel Sorní Montolio, al cual le agradezco desde estas lineas, su enorme voluntad por hacer perdurar en las personas que leen sus textos, pinceladas de historia, de tradición oral, de fantasía y realidad, sobre la Villa de Cirat y el Tormo.


He pensado en ir subiendo al Blog algunas de las Historias recopiladas en el Libro(Cirat y e Tormo de Cirat, Historias, parajes y leyendas), ya que algunas de las Rutas Senderistas publicadas y futuras, discurren por esos Parajes o estarán relacionados con los personajes, de modo que enriquecen el simple paseo senderista, transportándonos a otra época, donde por los caminos y sendas, no solo discurrían senderistas, también forajidos, aldeanos, militares, guerreros, etc.
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Leyendas del Alto Mijares (1)
La  Crevá
(0 la leyenda de las Santicas)




"y en la Crevá
están las Santicas,
que alas buenas almas dan
y a las malas quitan."



1. LOS ORIGENES

"El día en que Dios se enfadó con los hombres, desató su furia con devastadores rayos. Destruyó Sodoma y Gomorra, convirtió en sal a la mujer de Lot, transformó fecundos valles en angostos despeñaderos, y la tierra por unos instantes se revolvió en un maremágnum de piedras, lava y cieno; de furia y fuego. Uno de aquellos rayos cayó sobre la loma de Royas con tal fuerza que la fracturó en dos mitades, el río se abarrancó, y a un lado quedó la Loma de las Horcas y al otro, la Crevá, tal como se aprecia en nuestros días."
CRUZ O PILON DE ROYAS, CERCA DE LA CREVÁ

2. EL PARAJE

Asi comenzaba mi abuela, y asi la cuento, esta antigua leyenda de amor y rezos. Quien haya estado en la Crevá entenderá Ia veracidad de los hechos que mi abuela, en esta breve introducción, me describía; un paraje de lomas quebradas, de caminos insalvables, de paseos imposibles, de grutas repentinas y profundas, de derrumbes imprevistos, donde en su centro se alza, enorme y majestuoso, un muro de piedra Ilamado "El Frontón del Moro", como un gigantesco pizarrón en el que tal vez el mismo Dios quiso escribir en su día el motivo de su furia desatada. Lleve cuidado quien desee visitarlo, pues además de los peligros del camino, quizás le acechen las ánimas de aquellos que en tan inaccesible paraje se refugiaron. Cuentan que en tiempos de la expulsión de los moriscos, algunos de ellos se escondieron en ese lugar y allí yacen enterrados, a los pies del paredón que mira a la Meca. Y muy cerca, a la vera del camino que va a la Covonda, por el antiguo Camino Real señalizado todavía por el Pilón de Royas, un poco antes del vertedero, se encuentran la gruta, el túmulo y la hornacina que, como un ventanuco abierto a nuestro pasado, nos recuerda a las Santicas.
A LA DERECHA LA CREVÁ(DONDE ESTAN LAS SANTICAS), EN MEDIO BCO. DE LA CUEVA HONDA, A LA IZQUIERDA ARRIBA CORRAL DE LOS MUERTOS , PEÑALBA. FPTP HECHA DESDE EL MIRADOR DE LA LOMA DE LAS HORCAS

3. LA LEYENDA

"Era en tiempos de los franceses -continuaba mi abuela- Por Cirat no había pasado nunca ninguno, pero los que los habían visto, contaban de ellos y no paraban. Con sus Ilamativos y elegantes uniformes azules, con los fusiles siempre a bayoneta calada reluciendo al sol, con sus largos morriones de pelo rematados por aquellas algodonosas borlas blancas que agrandaban sus figuras agigantándolos, y en perfecta formación avanzando por los caminos, eran imágenes que a muchos niños y niñas de Cirat apenas les dejaban ni dormir.  lQuién pudiera verlos en formación por los caminos del pueblo!.
Y ocurrió que vinieron como cada año unos gitanos chamarileros por el camino de Fuentes y juraron haberlos visto en dicha población avanzando hacia el Corral de los Muertos. Al parecer era una avanzadilla de un tal general Moncey, que había tomado Valencia y quería explorar nuevas vías de acceso a Aragón. Era por mayo y Dolores y Benardina que eran muy devotas de la Virgen de los Desamparados, salían de la Iglesia en el momento en que la gente se arremolinaba alrededor de los chamarileros.
Tenia Bernardina nueve años, los mismos que tú, y Dolores acababa de cumplir los diez. No to puedes ni imaginar el alborozo con que recibieron la noticia, tanto que ni cortas ni perezosas, decicieron salir en su busca. Y eso que sus padres les tenían prohibido pasar del Pilón de Royas, ya que a unos pocos metros está la gruta de la Crevá y tenían miedo de que algo les ocurriese. Eran las diez y media de la mañana y pensaron que seguro que se encontrarían con ellos. Y vaya si se los encontraron. En el mismísimo recodo de la gruta oyeron el trote de los caballos que entre una polvareda bajaban por la Covonda. Corrieron atemorizadas y se escondieron tras unas piedras junto a la cueva, y al pasar los franceses y volver la mirada atrás, Bernardina se dio cuenta de que su amiga Dolores se habia caído a la cueva, y bien sabes to lo honda que es, que tiras una piedra y no se oye el final de la caída      
-¿Y qué pasó, abuela?- le interrumpía ansioso Ilegado a este punto.
-Pues que Bernardina, deses­perada, después de Ilamarla varias veces y no escuchar respuesta alguna, se arrodilló, junto sus manos y se puso a rezar en voz alta, y con tanta fe, que hasta el pueblo Ilegaba el clamor de sus rezos.
"Salve, salve, - rezaba­-
reina del cielo y la tierra,
salve, Virgen de los Desamparados,
 salve por siempre adorada Patrona,
salve a mi amiga Dolores, salve, salve...'
Y en esas estaba Bernardina, cuando por la boca de la cueva asomó Dolores como transportada en vuelo. Al Ilegar al pueblo, Dolores contó que al estruendo del trote de los caballos, se asustó y se cayó a la cueva, pero que a mitad de la caída, cuatro manitas, blandas como de algodón, la pararon en seco y la subieron suavemente hasta la salida de la cueva. "Eran como unas Santicas, madre, -repetía una y otra vez-, eran como unas Santicas" -"Pero te dijeron algo"- le preguntaban. "No, -respondía una y otra vez- solo me subieron hasta que me dejaron fuera, pero no me dijeron nada". Y de ahí no la sacaban, ni de cómo eran, ni de que sintió, ni a qué profundidad la detuvieron...; y a Bernardina lo mismo, ella sólo la vio aparecer por la boca de la cueva como si fuese una virgen; eso sí, repetía con firmeza, había como un halo de Iuz que la acompañaba.
Y como eran dos niñas que nunca habían mentido a nadie, todo el mundo las creyó, e incluso el señor cura autorizó al alcalde para que allí mismo, sobre la cueva, se colocase una hornacina con la Virgen de los Desamparados y otra en el mismo Pilón de Royas para que todo el pueblo pudiese contemplarla y para que aprendiesen que la fe mueve montañas y que sólo la fe puede ayudarnos a lograr la salvación eterna. Y se establecieron romerías por la primera semana de mayo y al principio, segun contaba mi abuela, venían de todos los pueblos del río; pero luego paulatinamente dejaron de venir, ir de pueblo en pueblo resultaba cada vez mes peligroso por culpa de los carlistas, de los liberales y de los bandidos que acechaban por los caminos reales.
-¿Y por qué ya no se hacen las procesiones, abuela?.
-No se sabe muy bien, pero segun se dijo, al cabo de los años un muchacho de ocho o nueve años se cayó en la cueva y de éI ya nunca más se supo. Hubo quien perdió la fe, y hubo quien le echaba las culpas al muchacho, que al parecer era un malandrín y que por eso no le salvaron las Santicas. Y de ahí surgió el dicho:
"Y en la Crevá,
están las Santicas,
que a las buenas almas, dan;
 y a las malas, quitan. "
El caso es que poco a poco se fue perdiendo la fe y la romería dejó de hacerse. Un año no se hizo, al otro tampoco y asi quedó...
-¿Y los franceses, abuela?- le preguntaba.
-iAh, pero había franceses! -me respondía como pillada en falta. ­Pues verás, como yo no era tan curiosa como tú, nunca se lo pregunté a mi abuela y, la verdad, no sé que fue de ellos."
Y, acabado el cuento, se levantaba, se marchaba a la cocina y se ponía a remover la olla y en ese preciso instante yo ya sabía que, preguntase lo que preguntase, ese día al menos no había de hallar respuesta.

4. EL FINAL

Y el final lo dejo para vosotros, estimados lectores. Como toda leyenda que se precie, tiene lagunas que sería preciso aclarar y seguro que hay gente que dispone de otras versiones. Sólo un hecho es cierto: el lugar se llama "Las Santicas" y tanto allí como en el Pilón de Royas se mantienen los restos de las hornacinas, donde al parecer estuvieron durante muchos, muchos años, las imágenes de la Virgen de los Desamparados. Tengo que decir que por esta época, durante la ocupación francesa, acaecieron hechos parecidos a éste en bastantes lugares de España y quedan en dichos lugares hermosas Ieyendas también transmitidas oralmente. ¿La razón?. Quizá fuese una época de excesivo fervor religioso, exacerbado por esa misma invasión, o quizá fuesen otros los motivos.... Yo lo único que he hecho es evocar una de aquellas historias que me contaba mi abuela, y que casi tenfa perdida u olvidada en un lejano y recóndito rincón de mi memoria. A ella se la dedico, allá donde esté.

Ángel Sorní